Vagan mis pies sobre la espuma
que nace de las blancas olas,
donde sonoro el mar rezuma
la paz cuando camino a solas.
Vertientes marinas desplayan
las huellas por donde camino,
y mar adentro ya se hallan
suspiros, congojas y olvido.
¡Qué suerte! Final del día.
Entre cielo y mar el sol se va
consumiéndose en la lejanía.
Otra vez mañana volverá.
Será de nuevo al atardecer
que a solas camine junto al mar.