Teodocio Potes

ENCUBRIDORA

Hermosa inmensidad del cielo abierto

depósito de esperanzas y desvelos humanos:

¿A quien encubres?

A un ingrato Dios que se deleita

con esta miseria terrenal de los mortales,

perennes insatisfechos, egoístas y banales,

que ni siquiera tienen claridad

de ser, de existir y trascender

a otros niveles de conciencia,

y que andan confundidos

con míseras ilusiones de paraísos absurdos

esquivos e irreales,

mundos saturados de placeres terrenales.

Hermosa inmensidad

abismal, embaucadora,

al menos cambia de vez en cuando,

cuanto a ti té de la gana, 

tu apariencia embrujadora

como para justipreciar este decir:

Al fin y al cabo eres humana.