Elsa Alvarez

Magnifica almohada

En esos tiempos donde no recordaba donde amanecía, mucho menos me importaba si lejos o en el cielo, conociendo una variedad descomunal de almohadas, unas con cerebro, otras las hubiera preferido mudas, pero ninguna quise traerla conmigo porque la mejor era aquella que consiguió volar de mis pies.

 

Después de un sinnúmero de cantos del sol, de manera abrupta llegó y desarmo mis planes no planeados aterrizando aquel magnífico día, algo con más sabor que todas aquellas almohadas de tantos colores que había probado, inclusive esa que voló.

 

Llegó eso tan inaudito, que ha ocasionado el porque esta mañana disfracé toda mi pieza de blanco, para poder abrir la puerta donde saldré para vivir los sueños que llegaron a mi cuando mí singular almohada con sus inusuales costuras, detalles perfectamente elaborados, un color incomparable ha provocado que sea la única con la que esta pieza blanca concibe el sueño.