Josefina 46

SIEMPRE TE RECORDARÉ

Era mi perrita Yaky

la más cariñosa y fiel,

pequeña, hocicuda, de pelo corto

tres colores adornaban su piel.

 

Un día me la trajo mi hija

y tan pequeñita era,

que abriendo sus manos

apareció temblorosa ella.

 

Creció a nuestro lado

dándonos todo su amor,

corriendo con la velocidad del rayo

por los campos en flor.

 

Con tu amo cada mañana

montes y praderas recorrías,

y con habilidad sorprendente

 retozabas sin cansarte.

 

Tus ojos como dos canicas

nos miraban sin parar,

las orejas dobladas hacia delante

te daban un aire travieso y vivaz.

 

Cuando la piedra alcanzabas

antes de que ésta acabase de llegar,

tu cola en espiral se transformaba

recta con la velocidad.

 

Saltando a dos patitas

te alzabas para la comida olfatear,

esperabas cada mañana a mi nieta

lamiendo sus manitas sin parar.

 

Si Dios a los animales

les hubiese dotado de la palabra,

sería para el hombre un privilegio

escuchar sus alabanzas.

 

Tu no hablabas, perrita mía

pero yo te comprendía muy bien

y te aseguro que por mucho tiempo que pase

siempre, siempre te recordaré.

 

Fina