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DETRAS DE...

En su arruyar, el peso de la fatiga
manda de visita a seres fantasticos,
los que encantando pretenden estibar,
envolvernos con elementos mágicos.

 


Las razones esforzandose rectas,
no quieren escuchar ni abrir las puertas
de un descorchar los túneles del tiempo,
con suertes, alabanzas y lamentos,
entre furtivos anhelos y miedos.

 

 

Pendientes los rasgados visionales
de cuatro páginas en lengua inglesa.
Supuestas preguntas, cifras y letras
pidiendo descansos medicinales.

 

 

Persisten estos seres susurrantes,
en trance, insisten hipnotizadores.
Desatan brumas y realidades,
unen fantasías con voluntades,
al planeta de los sueños asisten.

 


Tus esmeraldas reposan guardadas
como relucientes perlas en su ostra.
Los índices las frotan encerradas,
son como almendras secas las preciosas.

 

 

En el apresarte cual lipotimia
ceden tus hombros al recostarte.
Tus brazos angulados son vendimia,
son descanso y terapia sin arritmias
y una luz sin ocaso viene a atarte.

 


Invisibles cuando estamos despiertos,
aún intangibles causan sensaciones,
atrapan, poseen, hay quien los entiende,
ellos prenden deshilachados de la mente.

 

 

Como mantos del subconsciente,
con lunas taladas
y soles partidos y ardientes.
Con hombres perdidos
y anfibios queridos,

brujas y fantasmas
amandose en un nido,
sin cerrar las ventanas
sin correr los visillos.

 

 

Esculpen una realidad
de piedras parlantes,
de lagartos endiosados,
con cielos arados
por peces galopantes.
Mientras árboles errantes
observan a las flores
jugar una partida de parchis.

 

 


Son alocados detalles,
compuestos desfragmentados
tal cual puzzle complicado.
Reunen antónimos con sinónimos,
en ellos, los contrapuestos conversan.
Descolocados reordenan,
sintetizando durante el reposo.

 

 

 

Sueños apenados, sueños contentos,
sueños vividos, sueños muertos,
sueños dormidos, sueños despiertos.
Son los interludios necesarios
para deleitarnos en esta obra.

Ellos son fuente y son vida.