Monroy Gemio Pedro

EN MEMORIA, DE IRENA SENDLER

 
Andar... donde el camino termina de empezar,
ir por el sendero largo y escabroso
donde solo probó el vino amargo.
Escuchar al viento decir cada palabra,
pronunciando el nombre de los niños
que nacieron en sus manos.
Mirar la vida con el sol ante las lluvias,
replantearme de nuevo mis días,
cosérme el alma, que se me había despegado.
Oler a hierbabuena escuchando su nombre.
Las espumas de las flores...
bendiciendo sus brazos rotos.
Vientos inefables le dieron sus alas por momentos.
Por la piel, de los que soñamos un mundo diferente,
pasan historias de años
a los que empapa la bondad.
Estar entre las nubes de sus ojos,
besar sus pies rotos por amor,
poder pronunciar su nombre
con el orgullo de la humanidad,
levantar la vista
sin verguénza de pecar,
sentir que los guetos se rompen,
escondiendo el sonido
en blancuras de mujer.
Llorar de dolor escuchando su historia,
bendecir el hogar en que nació.
Mujeres de paz... sentir dolor
cuando su nombre suene,
porque la lira yace convertida en llanto.
Pero ella le dio vida
otra vez al mundo.
P.M.Pedro Monroy Gemio