Por vernos desesperábamos,
nuestro fuego y llamarada
y los corazones tañen
al detener la campana...
¡ya ves!... Todo tiene fin
y se odia lo que se ama...
Pensar, no nos conocemos
ya ni cruzamos miradas
y heridos nos esquivamos,
cuando atesoraban pláticas
en tus labios de ambrosía,
mi insulso ser se copaba
tu sonrisa de mar dulce,
ahora es la fría ancla;
tu cuerpo fue de amor rosa,
tu mirada de esmeraldas...
¡¡te juré amistad eterna!!
Fuiste amor, oh cortesana!;
no quieres tú, recordar,
que en exceso y más me amabas
yo aún, más, más, más y más,
el desdén mi tumba cava..,
el día cruel y cruel noche,
de insomnio la madrugada
son testigos de mis llantos
la poesía me arana...
¡Por favor, por favor mírame!
con ese mirar de alhaja
cuando magnolias reposan
en los árboles y ramas...
la culpa es ajena a ti
la soledad me desalma
perdido en el manicomio
¡tu semblante de fantasma!...
y siento esta noche misma
tejida en carbón y plata...,
tú preguntabas por mí
y celosa me extrañabas.
Me odias así como espíritu
a toda carne mundana;
ni Fénix, ni una ceniza
da de aquella alma romántica,
me confiabas tus secretos
es mismo adiós que nos llama
a los diferentes rumbos
a una vida ya cansada
y otro de sufrimïentos...
no hay amores y fortunas,
la misma belleza, todo
y el cariño y todo acaba.