Diaz Valero Alejandro José

Carta a mi maestra

 

Esta carta que escribiré

es para mi maestra Arelis.

La escribo con mucha fe

de que pueda darle lectura

y sepa que hasta mi sepultura

voy a acordarme de usted.

Cómo olvidar su sonrisa

tan espléndida cada mañana

como una lluvia que emana

con gotitas cristalinas.

Esa paciencia genuina

de explicar cada tema

y la manera serena

en que usted repetía

cuando alguien no entendía

su pedagogía tan buena.

Usted maestra ¡qué pena!

no nos explicó tantas cosas

que ya usted sabía,

tal vez eso nos ahorraría

experiencias molestosas.

No nos dijo que su cara sonriente

era solo para hijos de pudientes

para congraciarse con ellos.

Y eso sin hablar de defenderlos

y darles siempre la razón

en las peleas estudiantiles

aunque ellos eran los más viles

de los chicos del salón.

Ah, ese flujo monetario

de esos padres millonarios

hacían la diferencia

de aquella actitud suya,

se fue convirtiendo en burla

en mis años de inocencia

y acabaron con la paciencia

que tuve por tanto tiempo,

y ese trato tan cruento

me llevó a la desobediencia.

La vida ha dado muchas vueltas

mi apreciada maestra

y de seguro ya usted sepa

que aquellos de su preferencia

hoy la ven con indiferencia

y a usted como tonta perfecta,

perdóneme la expresión,

la relegaron a un rincón

perdiendo la oportunidad

de pasar a la posteridad

con el recuerdo bonito

de tantas chicas y chicos

que hoy la vemos con su lastre

de amargura y frustración

porque usted fue del salón

lo peorcito de la clase.

.

Atentamente

El acusón que sufrió sus embestidas,

el que la acusó con su papá y con la Directora

y finalmente ahora

la estoy acusando con la vida.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela.