MARIO SAID SILVERA

ABISMOS

ABISMOS

Las fauces malditas del sistema

no eligen; apenas si sienten gusto

devorando adeptos y no adeptos,

masticando rientes y conversos,

pues tienen el don impertinente

de ser atragantables.

Hasta el hipócrita desfila por su abismo

cuando postula olvido ante que verbo

y en un instante orgiástico y de oro,

cobarde acalla

la tumba verde, la luz temprana,

y hasta el precario adiós que el limosnero

extravió ayer en nuestra ausencia.