Y del Ávila

Despecho

Aquí estoy releyendo nuestras primeras epístolas para consolarme.

 

No sé si es la música

 llena de desencuentros 

y nostalgia que sale de la trastienda, 

con esas letras

 inundadas de necesidad de amar y vivir, 

o es que estoy pasando por el despecho de tu adiós. 

 

En cualquiera de las dos tendencias,

 agradezco el sentir 

y la posibilidad de expresarlo, 

porque en ese espacio ilimitado

 de nuestra vibración

 hubo un momento de excelsa comunión

 que nos conectará por siempre, 

aunque no se manifieste ahora.

 

 Por aquí, 

el azul del mar infinito

 y del cielo diáfano,

 insiste en recordarme 

un soñado compartir contigo, 

rodeados de arena y sol. 

 

No se dio, 

pero un tal vez, 

donde quiera que estés, 

queda guardado como un pequeño tesoro en mi corazón. 

 

Ojalá tu orgullo 

no te impida acercarte

 y ser feliz,

 y puedas hacer frente a tus circunstancias.

 

 Escapar de lo que sentimos

 no es una opción recomendable para el espíritu. 

 

Por eso quiero

 hundirme hasta el fondo

 en esta tristeza, 

que me produce 

la desilusión de tu abandono.

 

Una forma de liberarme

 y volver a rescatarme,

 porque sé que mi felicidad 

sólo depende de mí.

 

Gracias a Dios

esto sólo es un trance 

que también pasará...

 como todo en la vida. 

 

Ahora a esperar, 

que el tiempo cure el despecho,

 aunque una palabra tuya,

 bastará para sanarme!