LUIS ADONAY VENEGAS LEYTON

Las estrellas fugaces y las huellas blancas

Las estrellas fugaces y las huellas blancas

 

 

Alcanzar estrellas en la noche,

perseguir las  fugaces,

sorpresivas…esquivas

que desaparecían tan rápido

como habían fluido

sin dejar su huella

de estelas blancas

que harían posible perseguir

con la mirada

para retomar sus brillos tentadores

y hacer volar el alma…

 

Esos fueron siempre pequeños puentes

que se fueron construyendo

en juego no tan simple ni tan fácil...

 

Construir y construirse

es ir avanzando lentamente

ajustando piezas

en una babilonia no creada,

jamás construida y que desafiante

te invitaba a ir ajustando  piezas

para irlas ensamblando

y fundiéndolas en crisoles de roca

que imitarían esos lejanos milagros

de cristales negros

logrados por el viejo carbonero

que en la montaña,

esculpiendo su vida,

en su artesanal horno de barro

tan lleno de chispas cálidas

repartía amores a distancia

como milagros únicos

desgranando  calor

y acogida por raudales

en tantos y tantos hogares

en los inviernos fríos.

de pueblos y ciudades.

 

Todo era intentar conocer lo desconocido,

todo era asombrarse con cosas nuevas

para hacerlas propias y manejarlas…

 

Todos eran desafíos abiertos

llamando a ser capturados

solo tiendo pequeñas luces

de luciérnagas

y vuelos de golondrinas

con sus alas azules

jugando y dibujando piruetas ondulantes

sobre el  sonriente lecho del río amigo

que me acogía por las tardes

cuando los colores y brillos

se apagaban poco a poco

para hacer volar los sueños…