G. Rasva

Ojos de Fuego

 

 


¿Tal vez somos condescendientes?,

¿Tal vez fuimos prematuros?,

Dejaste unas grietas en tu muralla,

¿Tal vez fui el único que lo vio?,

¿Tal vez el único observador?

 

Quizás somos más que tu y yo,

permitiste asustarte y lo conseguiste,

quizás era necesario, ¿solo los vivos

son los que sufren?,

Quizás me equivoco.

 

Súbete a mi nube y déjate caer,

déjame ser el diván de tu melancolía,

el silencio que te agrada, y quizás

seamos más que dos.

 

No le debes nada a nadie, solo a ti misma.

encadénate a la vida y a su belleza,

deja de silenciar tu melodía

y compone un verso de encanto.

¿Tal vez eres palabra de paz?

 

¿Tal vez somos los de siempre?,

los que ven pétalos y no hojas,

¿Tal vez el antifaz si funciono?, nos engaño,

pero seguimos siendo los de siempre,

Tal vez los equivocados son ellos.

 

Mujer de guitarra y danza,

No te despeines tanto que me enrredo.

Ni el llanto desgasta tus ojos de fuego,

ni el polvo que rodea tu encanto,

opacas la luz de muchos faroles.

 

Quizás la vida no te escogió para vivir,

pero, escogiste vivir la vida.

Quizás no reclamaste lo suficiente,

el dolor  te acobijo,

no te acostumbraste, no cediste.

 

 La indulgencia no fue suficiente,

ni para ti, ni para mi,

Tal vez llegamos tarde, pero

seguimos con el mismo compas,

¿Tal vez somos distintos entre similitudes?

 

Cigarros que no faltan nunca,

como la ansiedad de volver a empezar.

Eres arte de artesano, valiosa y oculta

entre tanto cemento, no desalientes

al mecenas que termina el día

con tu presencia.

 

Quizás tu guitarra suena desafinada,

canciones que solo tu voz las arregla.

La discreción es nuestra mejor arma,

ahorra tu municiones, tus besos de plata.

Quizás todo tiene un final alternativo.

 

Tal vez el tiempo nos jugó una mala pasada,

pero, el presente sigue siendo un regalo,

Le diste color a una prosa desahuciada,

cosechaste con el sol en contra, solo

te hace falta amar a la amada.

 

Quizás sea la vida un segundo eterno,

tal vez seas más sinceras con los demás,

mujer que ayudaste al ahogado, no

malinterpretes al que no escucha.

 

Te doy poco de lo que tengo,

solo tengo mi imaginación para regalar mi vida,

no estoy contigo, pero seguimos detenidos,

somos dos sombras que se abrazan a oscuras

¿Tal vez solo nos engañamos?

Quizás me equivoco.

 

G. Rasva