William Irving Howard Lopez

SalutaciĆ³n.

Salutación.

 

¡Oh salve mujer! ¡salve!…

Mi inclinación reverente no es infundada,

sos el todo y el origen de mi todo

sin vos no tendría historia,

sin vos no tendría existencia,

Mujer; madre tierra,

arquitecta, vivandera, combatiente…

sos todo lo que se ha construido hasta hoy

y lo que se continuará construyendo

mañana por la  mañana;

la vida, las danzas,

las carreteras y las arenas del mar,

los próximos poemas,

canciones y ciudades…

Mujer;

has forjado nuestra historia desde siempre,

hasta llegar a ser ella misma 

alzando nuestras banderas

en las manos de Rafaela, Blanca y Arlen,

en las de Mildred, Neysi

y el resto de las estrellas y luceros

que hoy brillan en los limpios cielos

veraneros de nuestra patria.

Mujer;

tus manos abiertas inventaron las caricias,

las flores y las piedras

y hechas puños parieron a los hombres

y a más mujeres que hicieron posible

la buena hora de la revolución

y la certidumbre de un futuro esplendoroso.

Mujer; vientre nuestro,

sin vos no tendríamos ni luz ni sombra,

sin vos no tendríamos ni tiempo ni espacio,

todo sería un sin yo y un sin nosotros.

¡Oh salve mujer!  ¡salve!…

mi inclinación reverente por vos

está muy bien y respetuosamente

fundamentada.