Diego Nicolás García Contreras

Lodo de monte (5)

Esto no es un poema, 

es una aberración. 

De cuando encontré resistencia, 

escalando por montañas de barro. 

Atravecé miradas despiadadas de halcones, 

Y el cielo se acercaba

entre mis miles de caminos. 

Ninguno brilló más que el sol. 

Por eso esta indesición de no saber si continuar subiendo. 

Y aquí... campeando el hombre... 

Me escapó, si, de el deseo suicida que sube de mi estomago a mi garganta. 

Porque entre tu retina me condenso en deseos reprimidos y dedos mojados.

En el encéfalo de mi mundo

estoy muerto otra vez;

Cuando me encuentro alejado de mis sueños

Estoy listo para ponerme la corbata. 

 

Cuando decido caminar, 

aferrado a la música de mi alma nauseabunda, 

bebiendo el sudor que el sol me entrega en gotas de sales cósmicas. 

Y ya no está más tu mirada, 

pajarraco asesino, 

te has transformado en cuervo, 

y me ignoras

mientras el barro sucumbe en mis hombros.