Alberto Escobar

María la poetisa

 

 

Me enamoré de la Filosofía con la primera mirada.
Fui veleta que se rinde a los vientos de la sabiduría.
Me tocó despertar en una época bendita para España,
la necesidad de regenerar el tejido nervioso de nuestra
patria alentó el advenimiento de especímenes intelectuales
del calibre de mi maestro Don José Ortega, santo y seña del
pensamiento contemporáneo.
La Razón poética fue mi marca registrada.
Lo poético se define como lo creado, el centro.
La arquitectura humana es fruto de la acción.
Me hice acompañar de mis númenes particulares
para tan ardua tarea, Espinosa y Platón, entre otros.
La Razón vital, que me sirvió de inspiración, y que tomé
de mi maestro, la convierto en Razón poética, el hombre
es creación, se reinventa con la acción, la vida y sus circunstancias
están preñadas de decisión, voy a la esencia de la tesis orteguiana.

 

Me filtro por los poros del sentimiento.
Me hago barniz que endulza la palabra
que lanzo al entendimiento del hombre.
Me detengo en el misticismo de Santo Tomás
Me perfilo en el ostracismo de Sócrates.
Quiero ser verdad serena
Quiero ver tras los retazos
de una sabiduría plena.
Unto los despojos que se me desprenden
de mi reprimir constante, acuático.
Quiero sentirte, Filosofía poética.
Quiero en mí hundirte, Poesía filosófica.