lomgran

La musa y el amante, el escritor y la pianista.

Da comienzo nuestro ritual. Los dos tomamos nuestros respectivos lugares. Tu junto al piano, y yo mi asiento habitual, esta vez acompañado de un whisky. Nos miramos a los ojos, ni hemos empezado, pero comienza ha surtir efecto en nosotros, y con una mirada empiezas.

En algunas ocasiones tocas el saxofón, en otras involucramos el violín, pero mi favorito siempre será el piano aun cuando el segundo sea mi favorito, pero si haz de tocar prefiero el piano, me fascina el verte acariciar las teclas con tus dedos, tan delgados y frágiles, me encanta, ver con que gracia se mueve, pero lo que más me adoro de esto, es que mientras tocas, sé que eres tú, sé que cuando lo haces, lo haces con sinceridad, y es tanta tu gracia al hacerlo que cometo el acto que me jure nunca cometer. Dejar de pensar, callar mi mente y  dejar que divague al ritmo de las notas que tocas, y entre tragos de mi bebida y suspiros de adoración dejo que me lleves.

La melodía ha terminado, ahora es mi turno de seducirte, de la única manera que lo sé hacer. Pero antes nos sirvo unos tragos a los dos, estas ves unas copas de vino. Me acerco para entregarte la tuya, y soy tentado a acariciar tus mejillas, pero se que durante el rito esta prohibido. Me contengo, y tomo el lugar que ahora me corresponde, extraigo una caja metálica de uno de mis bolsillos y de esta substraigo un cigarro, y nuestra amena conversación comienza, bueno, mas bien monologo. El tiempo transcurre, ya perdí la cuenta de cuantos llevo, pero no interesa, cada frase que acaricia mis labios esta destinada a ser acogida por tus oídos, pues es su único propósito, y ten con certeza que son reales debido a que oírte y verte interpretar tan bella melodía a generado en mi tales emociones. Termino mi copa, me levanto, doy las gracias, y nos acercamos.

Considero que el resto no es necesario decirlo, pues el ritual, ha finalizado