Que estupendo sería que me hubieras amado,
un manto de ternura sería nuestro nido
cubierto con el aura de amor enaltecido
y darte sin reservas mi amor inmaculado.
Venerarte quería, con fervor sacrosanto,
que fueras mi destino, mi bella poesía,
mas pienso que mi sueño se vuelve utopía
que queda navegando por mares de quebranto.
Tu imagen yo quisiera sacarla de mi vida,
me estoy volviendo loco de tanto imaginar
que jamás tu podrías tu pasión entregar
y sacar de mi pecho la tristeza que anida.
De nada serviría me digas que me estimas,
o mirarme en tus ojos y tu voz escuchar,
mi anhelo tan profundo tan solo es alcanzar
de tus besos la gloria, que en mis labios imprimas.
Sonrisa no deseo, tampoco tu mirada,
mis venas me palpitan con grande y puro amor,
mi cuerpo y mis delirios demandan tu calor
que llene mis momentos de grande llamarada.
Por eso amada mía, me hiere tu consuelo,
dejadme que me quede mi triste soledad,
serán mis nuevos días de plena oscuridad,
mirando con nostalgias estrellas en el cielo!
Autor: Anibal Rodriguez.