ciceron

DUDAS.

                               

Mis dudas han hecho de mi espíritu un harapo viejo y

detenido en el tiempo.

La vida es de trapo y los hombres lucen de fiesta

 sus miserables miedos.

Miro al infinito y solo veo muertos que ascienden sin amor,

las calles están vacías y sus casas aún más vacías,

 solo hay perros que ladran desesperados y hambrientos.

El mundo se prepara para la soledad absoluta,

 ni tormentas en el cielo opacarán su soledad,

 los dioses no tendrán consuelo ni castigos que aplicar.

Y allá en la lejanía de los tiempos moriremos de nuevo,

mis dudas se han convertido en el martirio, en el deshojar melancólico

que no termina en esta vida ni en otra.

¡Abadía! ¡abadía! Refugio de mis memorias insulsas,

 de pesares terrenales, de comuniones inconclusas.

No tardara en florecer el jardín del llanto eterno,

 la inmaculada pena sobre los pecados.

El invierno ha llegado y solo ha florecido un dolor sin queja,

una multitud deambula por direcciones sin rumbo,

buscando su norte, su paz interior, pero sus fríos

sentimientos están rotos, colmados del vacío eterno.

Moriremos todos y nuestro refugio será una soledad sin memoria,

 sin conciencia, será el último viaje hacia nuestros miedos.