Luis Velázquez Buendía

PEQUEÑAS TAREAS

Como pequeñas flores del esfuerzo.

Nos distraen

de estar todo el tiempo pensosos,

con esa desazón sin nombre

que ni siquiera es estado de ánimo,

mas propensa al desánimo –

tiempo

que se arremolina en sí mismo

y no encuentra salida.

 

Una lista menuda

                             –siempre

tenemos a mano esas obligaciones tranquilas,

amables.

Cambiar una lámpara,

arreglar un sencillo mecanismo,

llamar a Futano y preguntar, pedir, acordar...,

pagar un recibo, comprar un artículo o dos

de mucha utilidad pero pequeña.

 

De mucha utilidad pero pequeña;

como astros que la insondable magnitud del universo

hace pequeños, casi insignificantes,

con pequeñas auroras, mareas, vientos que se alejan,

tornasoles fríos de ocasos nunca vistos.

Lo pequeño, lo inconmensurable.

 

Y al final de la lista,

como un nuevo y viejo Finisterre

al borde del abismo

otra vez tú concertando

el bramido de nueva y repetida espuma,

el tiempo que, de momento,

se ha desenroscado y transita,

toma color de ánimo, de estampa

meteorológica.