Rogelio Guzmán

Paisaje Adulterado

 

Otra noche de vista nublada
de ladridos alborotados,
destellos de rugidos incendiando árboles.
La lluvia cayendo sobre la azotea,
el miedo entra entre goteras
todos duermen esta noche,
mientras retorno a mi vieja adicción,
otra noche más arrinconado al insomnio
con una mirada vacía al calendario
de recuerdos amargos.
La noche al fin termina,
un rostro pálido y enfermo
vuelve a dibujarse.
Otro amanecer radiante y pasajero
otro atardecer entre parpadeos,
la noche vuelve a asomarse con eco
y mis ojos vidriosos miran el techo,
con los recuerdos rotos
sobre botellas de vino,
con el miedo abrazándome a media noche
y los susurros sobre la almohada.
El frío se esparce por la habitación
esta casa vieja comienza a derrumbarse,
la salida está del otro lado
pero este cuerpo torpe,
me hace tropezar
sobre los vidrios esparcidos
de aquellas ventanas destrozadas,
y esos marcos colgados con títulos falsos,
mi mano comienza a sangrar,
me escodo sobre la excusa
todo fue un accidente de una mente inerte
confundida por lo poco que queda
de esas fantasías sobre camas alborotadas
Mi mente se siente mareada
solo distingo esas manchas rojas
sobre este camino en círculos
de rastros hechos con migajas de de.
La lluvia cae de mis pupilas,
la casa se queda vacía,
solo una simple carcajada
soltada por esos labios rojo escarlata.
Ha regresado esa vieja sensación
de felicidad adulterada
de esas caricias frías,
pero, esta noche no quedará nada aquí,
solo la luna cantando en un funeral
y en esas calles solitarias quedarán
los restos de algunas bromas
que solté por ahí.
La noche seguirá corriendo
del mismo modo que ayer
y los pensamientos que nacían
al cerrar los ojos no volverán a existir,
ni aquellas sonrisas brillantes
por esos trabajos sin satisfacción.
Ya no sobra nada junto a mí
no esos pequeños trozos de fe
que pedía prestados
cuando el dolor se asomaba junto a mis ojeras.
Solo una mente enjaulada
y un cuerpo torpe
a la espera de un día que no llega,
las pocas horas que parecen quedar
siguen estancadas,
la desesperación continúa quebrándome
mientras rasguña mi espalda.
La madrugada continua,
y visitan entre gritos
esas voces que coquetean con mis delirios
mi mano aún sangra
mis vista comienza a irse,
y un llanto regresa a acecharme
lo poco que queda de mi memoria se perderá
cuando vuelva a ser consiente de nada,
y aquello que paso en los últimos días
solo sea el recuerdo de una pesadilla.