LV.

Luna llena

Ya hablé

del olor y del dolor de la lluvia

de la esperanza, del amor.

Ya hablé de los días grises

hablé de las ganas de morirse,

ya hablé

del café y de desconocidos

de lo sensible y lo frágil,

hablé de las abejas y de las hormigas

hablé de los pájaros y las cartas viejas.

Ya hablé del desgano

del desamor

del dolor de estómago y de la simpleza,

de animales que se fueron

y de amigos que eran.

Ya hablé tanto

de despedidas

de la oscuridad, del miedo

de un árbol que se muere

de la sonrisa y la injusticia

de las imágenes de los espejos

que ahora estoy

cansada

de tanto hablar

de penas viejas y soledades impregnadas

de hablar del cansancio y del vacío

de teorizar y desteorizar lo lindo

lo simple, lo cariñoso

estoy profundamente cansada

y todo me aprieta tanto la cabeza

que sólo un abrazo

en el que abandonarme

esta noche

podría salvarme.