ledjoaquin

Inquietud

Quizá el árbol deshojó su última razón

y el alma cansada de la piedra

se secó, y volviose pájaro

para volar donde no llegue el amor,

ave de papel sin corazón ni nada

de la hoja donde se escribió

un poema del olvido.

Todo un mundo, solo una persona

dos ojos y la pupila

que muestra el universo

misterioso del amor,

ese mismo donde

estamos tú y yo nada más.

Que desespero, pensar

qué clase de eternidad seremos,

en esas infinidades

¿podríamos encontrarnos?

y si tengo todo de mí

rodeado de los lugares

que queríamos ir

¿y tú no estás, ni tu olor,

y nadie que sepa lo mas mínimo?

sería un triste amante ebrio

del recuerdo, del bello recuerdo

de haberte conocido…

Pero, si he de encontrarte

y fuésemos almas desnudas

no tendríamos brazos, ni sentidos,

solo trozos de conciencia

-eternidad inconforme-

extrañando este ser físico

que tuvo tus manos como si fuesen mías,

¡y ese último beso del día!

justo, ese instante

era mi idea de eternidad...

Cuán difícil es desaferrarse

de esta vida,

del lento veneno del tiempo,

-me dijiste casi noventa-

por ahora no pensaré en eso;

si ya aquí ocurrió

tengo esperanza que

en otra vida el destino

nos recuerde con cariño

y nos junte nuevamente.