Luisa Arias Soto

¡No quiero la soledad!

Y la noche que me quito el amor

 fue la misma que me devolvió

la esperanza.

Como una bocanada de aire fresco que

entra, revuelca y confunde.

Así confundiste mi corazón,

 ¡Si nuevamente mi corazón!

Ese que no entiende la razón

 por la cual renuncie al amor.

Era tiempo para hacerlo y dejar de sentir

dolor…

Prosiguiendo tengo miedo:

de creer, de volver a hacer un cuento y

exponer así mi vida que aun sigue en la

sombra de un recuerdo del ayer.

¿Pero como no caer?

 Si la tentación insita a que pierda la

cabeza, y me queme así en silencio como

fuego que ya soy…¿Es acaso una jugada

del destino?

 - ¡Entonces destino deja ya de jugar!

Y dame esa ilusión una noche más.

 Para saber si es un nuevo amor

o solo algo que paso entre dos labios

 extraños que se conocieron en secreto,

 que se exploraron entre besos,

que se extinguieron en silencio.

Dame destino ese calor

 que mi cuerpo aun extraña,

aunque desde ese entonces

no lo tengo y como una adicción este

reclama porque no lo pude tener.

Dame su dulzura

que en cada palabra nacía

 y así tejía mis alas que aun las siento volar.

En esta noche te pido

 devuélveme la esperanza

 que un día se marcho de mi vida

 congelando mi reloj.

¡No quiero la soledad!

 Ella se burla de mis fracasos,

 me canse de su compañía

en noches de locura interminable

que me hacían caer en el delirio

 por un pasado que yo ame…