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Se ocultan nuestros ojos.

Se ocultan nuestros ojos.

Ante la mirada ajena
se cohíben las caricias.

En lo diurno del día
no existen alegrías
solo podridas envidias.

Pasos sigilosos damos
en el andar de las sombras,
gente pasando enfoca su mirar
en nuestras dulces formas.

En los tentáculos con que nos
cobijamos en pasión y amar
se desarrollan las expresiones
increíblemente sensuales,
aquellas prohibidas en el viejo arte.

Las estrellas en la lejanía
clavan sus destellos
en los suaves movimientos
de nuestras manos al escribir
en los pergaminos nuestros
las más sublimes poesías.

Algún lobo aúlla al sentir peligro
en modo de alerta
para cubrir el deseo nuestro
en las sombras de la luna,
La luna con gusto recibe nuestra fortuna
regalando un espacio pulcro
para liberar nuestros efímeros orgasmos.

Clandestinos vamos en la vera del destino
circulando a ciegas por el mundo conocido,
descubriendo sensaciones casi olvidadas,
encontrando las salidas menos transitadas
en los lugares más perfectos poco visitados,
plantando amor en la tierra infértil del humano,
sembrando los sueños y nuevas ilusiones
para aquel que no deja que de amor muramos.

Cuando el silencio abarca la sociedad
nuestras almas se acercan a la verdad,
viajando por las luces de la ciudad
sin temor ni tristes e inevitables miedos,
mostrando así el eterno amor nuestro,  
viajando por la paz del enorme cosmos
derrochando y salpicando con pasión
a la sensualidad de nuestros profundos
divinos y más malditos sentimientos .