andrea barbaranelli

Ávila, 1559

La indescifrable noche me depara

el sigilo de tus manos de carne

que el tiempo no ha borrado. Sólo

las manos. La blancura

y el resplandor exacto de tu carne.

 

Agua turbia la noche que me anubla.

Pero tus manos son la luz sin sombra.

 

Sé que esta visión imaginaria,

que nunca vi con ojos corporales,

es tu cuerpo acercándose  a mi cuerpo

y es toda la verdad inteligible.

 

Tu cuerpo es la metáfora del libro

y el libro vivo, en el que leo, tu cuerpo.