Alejandro

Como si no hubiera final

Mirar, sólo mirar

una mirada

(todo lo que cabe

en un paréntesis)

y saber ser inmortal,

como si la vida fuera suficiente

para asesinar a la muerte

y atrapar el miedo...


Difuminar el aire

con un respirar tardío,

un jadeo, un gemido,

con la alevosía escrita en papiro.


Derramar la eternidad

en un suspiro,

en un beso en desafío,

en las venas, en la aorta,

en los pistilos.


Como si se pudiera

preñar la vida de momentos

y sintetizar las aristas

de los vientos, de los tiempos,

de los vicios ciegos.


Fumar una sombra

en movimiento

y beber el sudor de un cuerpo

hasta estar, de gusto,

temulento.


Explorar el horizonte

en el espejo

y perder la conciencia en el cabello,

negro, inmantado, ajeno.


Y como si no hubiera final,

escuchar el canto vivo

de aquel pecho.