Juguete Rabioso

Sur

Que triste, o modesto, o curioso

que después de tanto vagar,

de andar a tontas y ciegas, de andar por andar,

urgido de esa errancia,

entre desvelos y sustancias,

extraña paz he de encontrar.

 

Como Lacan, y a la inversa de Picasso,

paso raso tras paso, no encuentro,

busco y busco sin cesar.

 

Pero nunca se ha tratado de buscar, en el oficio del encuentro,

no es busqueda, sino invento

juntura de ecos y viento, y asi un encuentro forjar.

 

Y así fui, corriendo detrás y delante de los momentos, 

siempre fuera de tiempo, nunca hic et nunc,

por esta rabiosa ciudad, cazando nortes,

con mi brújula desorbitada.

Por ello, y con sorpresa, esa mirada

todo un sur me ha de pintar.

Y así, paso raso tras paso, me perdí

arrojado a la sudestada.

 

Después de tanto buscar, ¿cómo cabría pensar, que en un lago y unas montañas, conmigo me encontré?

La paz que tanto soñé, un inquietante equilibrio interno,

profundamente silencioso, signo y sello de esa paz.

 

Esa mixtura azulada del silencio, cristalina como el río, con matices verdosos del deshielo,

en armonía con el cielo, con el sol,

y tu mirar.

 

Ese azul intenso de tus ojos, me traen la calma del lago,

¿Cómo vivir en este norte furioso, añorando ese frío cristalino?

¿Donde encontrar esa sincronía azulada entre los lagos, los cielos y tu mirada?

 

¿Donde encontrar?