Sergio Jacobo "el poeta irreverente"

NO HA DE QUEDAR UN RASTRO EN TUS SENOS

 

No ha de quedar un rastro en tus senos

                                                       de mi mano

ni en tu cabello el roce de mis labios

no ha de cruzarse de nuevo tu mirada

        como una hoja alejada por el viento

(no quedará beso sobre beso)

Porque en ti edifiqué mi olvido

y eres el templo

             donde reza mi recuerdo.

 

Que se salve tu sexo de mi esperma

¡Enardecido estoy enardecido!

Has de escuchar en tu oído

                el murmullo de mi voz

         cuando jadeaba…

 

entre tus piernas jugaban mis labios

(como el aire juguetea en los árboles)

Pero ¡no…! Ya no queda aquel instante

en que despertaba asfixiado por tus besos.

 

Ya no habrá un vestigio

                     en tus senos

-pequeños pechos

                   infectados  de recuerdos-