Maria L

De amores

Parece que sos mi casa porque siempre vuelvo a vos.

Mi patria, mi tierra, mi cama.

Vuelvo a vos porque desde tus ojos veo otros cielos

y dispongo de otros infiernos.

Vuelvo a vos porque me gusta recostarme

en las palabras que me decís,

en los silencios con que me arropás.

A la noche me gusta estirar mi desconcierto,

-mi pena, mi espanto- y tocarte.

Me calma la posibilidad de tu piel.

Me gusta no decir nada y que sepas de qué hablo.

Que intuyas que detrás de mis pupilas hay múltiples mujeres.

Parece que sos mi casa porque siempre vuelvo a vos.

No sabés, no te enterás, no escuchás cuando llego,

pero yo siempre vuelvo a vos y te tomo de la mano

como quien se aferra al amor.

Llego y te digo: \"Mío\".

Y enseguida me arrepiento y te lleno de libertad.

Nunca me voy sin besarte el nombre, eso si.

Ese nombre que aprieto contra mi pecho

y que se convierte en ave adentro mío.

Ah! Nunca olvides que a veces,

uno llora hacia adentro y se van inundando los recuerdos

hasta confundirse en ríos

y hay que navegar entre capítulos inconclusos y empapados.

Que más puedo decirte, es un día claro, luminoso, pasivo

pero a mi me crece un amor furioso desde la planta de los pies

y se me enrosca por los huesos como una enredadera.

De mis venas cuelgan flores.

El corazón se me ríe en la cara:

soy una mujer incorregiblemente enamorada de vos.