Enrique Dintrans A.

EL DOLOR DE LA MADERA

Voy a regresar en el insomnio
con algunas cucharadas de infinito.

Se expande el ojo más allá de las estrellas
y mi corazón revolotea en el jardín de las galaxias.
 
La prisa se enredó en su melodía de campanas
y los nudos de la urgencia
se han disuelto en las nobles raíces
de los bosques incendiados.  

¡Ah, las benditas carreteras en los anillos de humo!
¡El solaz de las tardes cuando la luna esconde sus lágrimas!    

Yo quería ser agua contra la madera;
alguna saeta hídrica en el corazón del fuego,

Pero el infinito deambula en los carbones
y la ceniza invoca el alma del fénix desplumado

A los días y semanas vendrán otras ventoleras,
otras olas y lenguas de no se qué textura.

Aquí espero estar recogiendo lágrimas y sangre
que brotan espontáneas al dolor de la madera.

¡Que el dardo apuntado al corazón del fuego
haga brotar agua del costado del madero!

 
E.D.A