Esteban Mario Couceyro

Dos lágrimas libres y sin dueño

 

Estas letras, no son mías

solo las observo desde la rivera pasar

como las aguas de un río

que llega desde la montaña.

 

En su rumoroso paso

deja sin dueños sus aguas

no es de la orilla

tampoco lo es de la montaña

que dejó atrás

ni del cielo

que abandonó en la tormenta.

 

El agua que pasa rápido

tampoco es de uno, que la ha visto pasar.

 

Lo único que sé, es que llevaba

dos lágrimas emocionadas

que abandonaron los ojos

de una mujer enamorada.

 

Por eso estoy en este lugar

viendo pasar el río

con esas lágrimas

que no supe amar.

 

Estas letras no me pertenecen

solo las observo al pasar.