Sumiso
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Preso de una sensual anatomía
sus besos me prohiben respirar,
su lengua me pretende devorar
y me ataca con suma maestría.
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Atado por su ardiente tiranía
solo puedo mirarla y susurrar,
con la boca camina hacia el altar
y aumenta con sus labios mi agonía.
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Sus caricias me matan lentamente,
participan sumisas en un juego
de pasiones y eróticos sonidos.
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Es un volcán de lava incandescente,
que funde mis deseos con su fuego
abrasando mi piel y mis sentidos .
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Y mis ojos aturdidos,
por muslos que dibujan su victoria
y unos frutos que borran mi memoria.