Sara Human

Carta de una hija al coronel.

 

Ruido, cólera y siniestro

Gritos y golpes duraderos.

 

Qué buscas en mi

cuando tu ceguera no te deja ir?

No proyectes en mi

tu vulnerabilidad al sentir.

 

Con palo y roca me enseñaste a no mentir,

cuando en la vida no cumplías tu pedir.

 

Pides amor cuando lloras

pero bien que gritas cuando te alborotas,

arrepentido estás de tus actos

sin darte cuenta del cambio en vano.

 

Me dueles al decir que te quiero

porque a veces ya no te comprendo,

cambiaste la vida e ideas en mi

pero ya no quiero seguir.

 

Ahora adulta he de ser yo

y no me dejaré domar más,

que mi propio mundo se ha creado

y aunque no te guste,

el tuyo se está cerrando.

 

No me pidas comprensión 

cuando se nota tu frustración

que cuando esa fui yo

lo único que dijiste fue adiós.

 

No quiero odiarte por ésta razón

y tan sólo te pido la liberación.

 

Convergente pensamiento 

te llena de razonamiento

y tal cual como éste estás perdiendo. 

 

Acaso sabes lo que pierdes?

Por supuesto que no!

Porque tu sólo quieres ver lo que crees

y no estás siendo coherente.

 

Sigues los pasos de tu padre

sabiendo que para ti él fue un desastre.

Y quieres que el perro te siga?

Aún cuando sólo es por cobardía?

 

Conoces muchas cosas desconocidas

pero sigues sin saber de las mías,

qué interesas en saber

si no es para entender.

 

Quieres seguir todo al pie de tu letra

y no dejas escuchar ideas nuevas,

me rebelaré ante tu presencia

con tristeza y melancolía entera.

 

Ya no soy más aquella chica

que lloraba para pedir tu perdón

ya no seguiré sometiéndome

y rogando amor.

 

Tu vida escrita por ti mismo,

tu vida dictada por ti,

espero que realmente seas feliz

aunque todo se pueda ir.

 

Lo último que he de decir 

es que para mi

a pesar de éste sentir

eterno será en mi

mi amor hacia ti.