Diego Nicolás García Contreras

Cerismo (números)

Lo bueno de ser un cero es que no eres un uno, ni un dos, ni pensar en números más altos como un cuatro, o más tristes como el triste tres, después de mirar tantos números por todos lados, tanta cifra loca delinquiendo, multiplicándose por 6 y tomándose incluso a los ceros para sumar, dividiéndose por dos números, vaya tarea dificil, algunos incluso se reúnen en marchas multitudinarias de decimales, millares de numeros bajo la consigna de ser uno, pero saben que después para conseguirlo deben saltar al otro lado de la coma, que mismo juntándose millones no valen nada si no son números enteros. Pero los números enteros siguen sumando para el capital, sin tener conciencia de su valor numérico porque este es implícito e impuesto, y nunca llegarán a ser un diez, o un veintiseis, porque para ello necesitan ser siameses eternos de otro número, y eso de andar pegados, a nadie le gusta. A veces algún uno o los románticos nueve intentan seducirme para ser decena, pero las veces que lo he hecho lo paso bien por un rato y lueguito quiero separarme y salir a caminar solo, como un buen cero. No me caen bien el resto de los números, por eso siempre me junto con ceros, o con unos, tres o sietes que para relajarse un rato se transforman en cero disminuyendo un rato su valor para entregarse al cerismo, Yo también me transformo en otros números más altos, también pienso como ellos, y hago como que tengo valor, pero por las noches sigo siendo un cero que no suma con nada, que no se cuenta, que no es un número real, es solo el vacío que debe existir para justificar las cantidades, es el aire en los paquetes con contenidos, es el inicio no reconocido de todas las cuentas; partir de cero, es el comienzo, el nacimiento, el bigbang, del que no se sabe pero suponemos que está. Es desagradable encontrarse con ceros que no se saben cero, o con ceros con una irreparable actitud de cero, si te juntas entre un grupo de muchos ceros no lograrás nada más que aprender a ser cero. Lo más bonito de ser cero es aprender a reconocerse como tal, soy un cero y hago cosas de cero, allí es cuando las cosas funcionan, cuando conciente de tu cerismo sigues con la frente en alto y continuas en actividad cero, ahi la gente te confunde hasta con un diez, o un cien, y puedes llegar a serlo incluso, solo que cuando te das cuenta vuelves a ser un vacío cero.