Alejandro Ayalá

Así te conocí

Abriste la puerta,

te asomaste como viento suave y agradable,

tomaste asiento, y me perdí intensamente en tu naturaleza;

Fue algo tan exquisito verte:

Cabello caoba, piel caucásica

y un temple penetrante.

 

Tu dicción era como narcótico para mi alma

aunque parecías modorra por las mañanas,

tu circunspecto siempre estaba a la altura para tu hermosura;

me imagino que tu contrayente está siempre loco por ti.

 

Para mí conocerte fue como paladear mi mirada;

Mis neuronas no sabían cómo reaccionar

al ver tu coeficiente derramado sobre tu primor.

 

Todo está perfectamente entrelazado:

tu sonrisa con tu matemática para hablar,

tu mirada con la naturaleza de tu ser,

tu guedeja con el viento que como esporas esparce el dulce olor a ti;

Eres una erudita con sabor a sublimidad beldad

que traspasas la esfera de mi intelecto, pero más de mi corazón.