Alexander Vortice

REALMENTE SUCEDIÓ

Realmente sucedió: primero una brisa marina,
más tarde el río de los tímpanos,
y al final, una solitaria cuerda vocal
que respondía a las múltiples cuestiones.

Sin lugar a dudas todo podía suceder
bajo tierra: los habitantes del ultramundo
señalaban con sus dedos rojizos el porvenir,
y fue así, de este modo tan fantasioso,
que sin lugar a dudas
podía suceder lo increíble.

Y sucedió: aunque muchos digan lo contrario.
Sucedió que el aura se unió al Supremo Saber,
y los hombres del Cosmos iniciaron la guerra
para conquistar el “País Rana”; sucedió
que el arco iris ya no cometió errores
de color, y los muelles de tu cama desearon
azul y verde.

Sucedió que mi mente besó el miedo de no estar
frente al alba de los profundos enigmas,
al tiempo que mi cuerpo era subastado
más allá del mundo real.