mirada

La gran testigo

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         La gran testigo.

Estaba ella quieta, iluminada y atenta

Con su cara llena de un resplandor  inusual

Su luz cubría toda la ciudad y mas allá,

Pero su interior presagiaba  la calamidad.

Ya avanzada la madrugada, dejo a su amiga

Que se manifestara  sin control,

Y desde arriba horrorizada vio

Como su amiga, abajo la rabia azotaba,

A mis hermanos indefensos con gran temor.

Los aullidos de los perros  anunciaban

Que la madre tierra en disgusto entraba

Que solo dios podría calmarla,

Para no cobrar más vidas angustiadas.

Manotazos  y golpes nos dio,

Como lección de lo cansada que esta

Que por años nos olvidamos de ella

Y ahora despierta con furia y tenor.

Muchas veces nos rogo, con suplicios

Que no dañáramos su bella estructura

Y fuimos arrogantes  y nos creímos dueño

De ella, hasta esclavizarla  sin mesura.

Pero su ira no calmo, y más allá de mi ciudad

Envió  sus largos brazos de agua para recoger

Todo al paso lo que a ella le molestaba.

Mientras su amiga luna observaba con atonía

Como todo se derrumbaba,

Y mas allá de mi ciudad, como el mar

Devoraba todo lo que encontró,

Sin clemencia, llevo  pueblos y vidas.

La luna le rogaba sosiego y tranquilidad,

Y la tierra cegada no escucho

Su  furia era grande e inmensa

Que a mis hermanos lejos se llevo.

Cuando ya se calmo, llantos y plegarias

Desde abajo se escucharon, con desgarrados

Llantos de niños, padres y ancianos.

Al llegar la calma, ella seguía quieta e iluminada,

Yo la observe desde abajo y su redondez me asombro.

Estaba  hinchada de dolor,

Porque su amiga tierra no la escucho

Y ahora cuando aparece por las noches

Solo ve destrucción y pavor.