mario mena mena

Quietud

Hilos leves de viento atraviesan el tejido de ramas y bejucos,

y la enramada hace una música suave en su movimiento,

con las notas del roce breve de las hojas.

Su música de volumen  muy bajo llena todo

 

En este pliegue los pájaros están quietos,

cantan detrás del camuflaje.

Me vuelvo  tronco, tierra y viento,

me sumerjo en el verde y la penumbra

que hace  la luz atravesando el ramaje

y entonces los veo a todos en su canto.

 

De inmediato se vuelven evidentes los ruidos

que rozan el tejido que envuelve la quietud

del aleteo de la mariposa, el golpeteo 

de la hormiga caminando entre las hojas,

el Tijo-Tijo sumergiéndose como una sombra

y la Aliblanca invisible echada en el nido.

 

Sobra el ronquido del motor,

el volumen alto de una canción a lo lejos,

el ladrido insistente de un perro

que suceden todos fuera de la quietud.

 

La quietud es un lago inmóvil de silencio.    

Estoy en él, soy él, somos uno,

se me han ido apagando los sonidos

de la memoria y la expectativa

y ahora floto en la tela de luz

que une este lago quieto

y el de estrellas que lo besa.