Carlos Brid

EL SUSPIRO VEGETAL

 

 

Dibujemos elocuentes tatuajes

en el erizado y temporal momento

 y que las razones se alejen sin adiós

y las confidencias se despierten.

-Este es nuestro pedazo de tiempo!

-Que se callen las voces que no entienden!

-Que el destello de la mirada fulmine la resignación!

y que, en lo profundo, allí donde nacen los amores

nuestra semilla germine y se vista de oro,

que en cada metro de premura el sol se acerque

y que cada veta mineral le de color al deseo.

-Después vendrá el resto! La frescura del agua,

la cascada y la roca del descanso en la orilla

pero ahora, el hoy que no espera es solo un lapso

es nuestro tiempo y no hay lugar para la huella

ni velas que empujen nuestros barcos sin esfuerzo.

Entonces dejemos los relojes y que no haya días

ni fuegos que apagar, ni campanas que escuchar

no miremos los maderos del naufragio, eso es ayer

dibujemos una mirada sin angustia ni temor

y alas que nos alejen de la escarcha eterna,

y una lluvia que nos lave la sangre del dolor.

¡Levantemos vuelo una vez más!

En la altura rauda de las mariposas

para rozar la fronda y sentir el suspiro vegetal.

-De la mano siempre!

Porque es la única manera que aprendimos

-¡Cuatro brazos fundidos, cuatro manos unidas!

-Como siempre!

Para enterrar la lobreguez de la malicia

Y amasar otros panes y sembrar otros surcos.

Carlos Brid

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