juan sarmiento buelvas

DE BAILADOR FURIBUNDO: A TORERO MORIBUNDO.

Y festejando la fiesta patronal
a la plaza monumental
fui a parar,
y su fiesta disfrutar.

De repente y muy distraìdo
por la faena en la arena fui abstraìdo.

Ingresé al redondel
Y sintiéndome; de la danza un magnate
Muchos guaros;
Mojaron mi gaznate.

Pronto me encontré en medio del jolgorio
que de todo tenía. . .
Menos de velorio.

Estaba tan entusiasmado
que a la gente alegraba en el entarimado,
camisa en mano:
Pases le capeaba
a Barbarota la dama con quien;
supuestamente bailaba.

A paso de bailador entendido
pero por los tragos que me tenían muy prendido.

Con pases de fandango
camisa en mano le bailaba;
Un aire de Vals bien bailado
como diestro bien agraciado.

Entre trago brindado:
Trago libado,
me llevó a una esquina neutral
como queriéndome dar:
la estocada final.

Me trajo a la mitad de la escena
en una magistral faena.

Le bailaba de lado
pero ella me embestía de costado.

Me deleite con sus compases
tanto que a todos les tenía un pase.

Hasta que finalmente
un golpe enceguecedor
me sacó un alarido estremecedor.

Y en el suelo tendido
dejaba escapar un quejido
mientras de ella:
solo le escuchaba su mugido.

Y al día siguiente muy confundido
en el hospital desperté;
muy, pero muy: adolorido.

Y desayunando un mango
preguntaba por la bailarina del fandango.

Y la respuesta del médico fue:
Que un golpe casi mortal
me había dado un toro en la plaza monumental.