Juliana Agredo

EL ARTE DE DESNUDARLA

\"...Es el ser más maravilloso que conocí.
Y si no la hubiera conocido nunca, si no existiera, mi vida seria más pobre.
Me lo digo con miedo. Quisiera quererla siempre, pero serenamente, sin obsesiones.
Y sobre todo ayudarla, que se reconstruya, que no se hunda.\"

Alejandra Pizarnik.



Suceso.
Antes de la esquina,
de esas citas que la nombran y no son mías,
en la orilla donde arriban los barcos para cohabitar con los sueños
y desdudarse las hojas secas del otoño pálido y aún así cálido,
desvestí el café para saborear sus besos, llevándome al horizonte
donde juntas tomadas de la mano
mirábamos al mismo sueño, al mismo amor que el universo bautizó prodigio.
Entonces, para desnudarla y desdudarla,
para desvestirle todos los miedos y hacerla reír mientras sus pestañas miran al cielo,
me bastó desnudarme a mí, con las costillas asomándose bajo la piel,
masturbándome en la poesía,
masturbándola a ella al recitarla.

Así que tomé sus piernas, las acaricié para convertirlas en camino,
a su espalda la besé con tal cuidado como quien dobla un mapa
de quinientos años para preservar en sí el tesoro que le habita dentro.
A sus senos frágiles, los lamí refinada y sutilmente,
saboreando uno a uno sus secretos,
declamando en susurro sus misterios al viento.
Dejé que habitara en mis adentros; en mis grietas llovieron flores.
El arte de desnudarla no ha sido más que aquel que abrazarla cuando los miedos,
parecen engullirle la mirada.
Abrazarla cuando ríe, abrazarla cuando llora.
Y cuando le despojo la piel de todo ruido,
puedo decirme, que el mundo no es una total desgracia.