Vjhaky

Leer lo es todo.

El alba se había ya calzado sus botines para salir. Los gallos declamaban sus últimos versos de despido cuando a V.V.D le echaron del castillo. Él miraba el cielo como si a alguien desease comunicarle sus penas. Mas en su rostro guardaba esa tranquilidad de aquella que engendró el mar como si nada de eso le hubiera afligido. En su cara se dejaba ver una tenue luz dorada; no era del sol ya que éste no había aún emprendido su faena, Sino la luz de la esperanza y del amor.

Lo malo era que su maletín no correspondía con sus pertenencias. Digo malo porque es la actitud de cualquier persona común; Pero para aquel hombrecillo de la estatua de Ghandy y la humildad de Jesús, no era más que un acontecimiento más de la vida. Para la sorpresa de los espectadores, V.V.D se acomodó, en su maletín, todos sus libros. Entre ellos se podía apenas entrever algún título como: la Biblia, la odisea, el infierno de Dante, el Don Quijote de La Mancha, el Tao Te King de Lao tse, las mil y una noche, la republica de Platón, las confesiones de San Augustin, un sintió a la cumbre de Félix Cortés A., la alquimia y el Veronica decide morir de Paulo Cohelho, Los regalos de Eyquis de Wayne W. Dyer, los miserables de Hugo, los 101 cuento de la india que se podía ver en un Cd y un DVD que parecía nuevo sobre cuál se podía leer con dificultad faquinto,faculo, faco...¿qué  más da? Igual. Lo importante era un Fa...qué sé yo qué Cabral. También acomodaba sus cuadernos de apuntes y sus bolígrafos y, dijo con una voz tan dulce que agobiaba hasta los transeúntes que se paraban para observar el espectáculo.

-:\" No sé, Sr mío, mi buen samaritano, cómo ha podido usted aguantarme durante tanto tiempo bajo su techo; Es usted un hombre bondadoso y de buen corazón, gracias por todo. Espero que la vida, en su gentileza, sabrá devolverle lo bueno que me ha sido:\"

El hombre que ni se sabía siquiera cuando fue la última vez que estuvo bueno consigo mismo, no podía ni más ni menos quedarse sorprendido, boquiabierto y frisado como una estatua de mármol. Por fin se regresó a sí y dijo titubeando, intentando ser bueno por lo menos un instante frente tal acontecimiento,

-:\"Hi-jo mí-o, pee-roo ¿porqué en vez de llevar tus ropas que te serán de mayor utilidad, llevas estos inútiles libros que te serán tropiezos? Además con el frío que se hace allí afuera te conviene más las ropas que los libros, ¿no lo crees?

Sonriendo, el rostro salpicado de amor y de ternura tal una oveja extraviada, contestó el jóven V.V.D,-:\" Descuida, Sr mío, es que allí, adónde voy, el alma vale más que el cuerpo. Por eso llevo más ropaje para ese que a aqueste.