Hoy por ti, pero mañana
me olvido.
Cada verso que te escriba
será ya el último,
vacío como esta pena,
seco como estas lágrimas,
y me olvido.
Voy a olvidarme de ti
y quizás de mí
porque el corazón me duele,
pero voy a olvidarme, lo juro.
No soy nada que admirar
y por ser quizá no sea nadie,
pero creeme si te digo
que podrán venir cientos
que te dediquen mis palabras
y ninguno sabrá quererte
como yo lo he hecho.
Con mis manos se aleja el amor
aunque con ellas escriba el dolor
de una alegría o de una pena,
ni yo misma sé lo que escribo.
Una pena fue quererte,
una alegría será olvidarte,
y a pesar de que ahora mis ojos
sean traicioneros,
creeme si te digo que tras el llanto
me espera un nuevo día
donde tu sonrisa no llegue
a tocarme.
No puedo llamar rencor a esto
que tengo,
ya no puedo llamarlo nada.
Pero agradezco haber sabido,
a partir de ahora y lo que me queda,
que a veces hay que dejarse llevar
por la razón
y no hacerse daño a uno mismo
por corazones que exasperan.
Hoy es por ti, pero será la última vez
que tu silencio inunde mis memorias.
Nadie sabía nada y yo no debí saberlo.
Por primera vez en mi vida
hubiera preferido no tener claro nada,
no tener claro que te quería.
Y te he querido sí, como no
debí hacerlo,
como nadie sabrá que
te he querido.
Nunca quise que el tiempo
fueran simples lapsos efímeros
y más estando contigo,
pero ahora lo deseo más que nunca,
igual que deseo el olvido.
Ojalá mis palabras te socaven,
ojalá te duelan con el dolor
que a mí me aventó tanto el alma.
Ojalá te cubra el claroscuro
de mis versos
y sientas por una vez lo que a mí
me dolió quererte.
Esto será lo último que de ti hable,
la última vida que te quede
en el latir de mi pecho.
Recuerda, hoy por ti,
pero mañana me olvido.