Raquelinamor

RECUERDOS DE REBECA Cuento

                                                                     

De las rutinas diarias que gustaba disfrutar Rebeca, estaba el caminar cada crepuscular atardecer, descalza sobre la hierba húmeda, extasiarse en los naranjas tornasoles, e imaginar como el astro rey cual bola de fuego ardiente se sumergía lentamente en las profundidades del lago, en aquel alejado horizonte que señalaba el encuentro fiel entre el lago y el cielo, y sentir como el reflejo espejo de sus aguas plateadas y el fondo verde turquesa de sus algas, embriagaban mágicamente su mente  inspirándole a escribir sus poemas de amor y naturaleza, haciéndola sentir dichosa por el privilegio de contemplar el maravilloso espectáculo, que el universo le brindaba al expirar el día, y al mismo tiempo veía con regocijo pasar ante sus ojos el plumeado desfilar de aves en bandadas prístinas con sus polifónicos trinos de primavera.

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Pero Rebeca estaba viviendo su propio atardecer, se preguntaba: ¿Cuántos años han pasado? ¿Cuántas aves desde el norte han migrado cada estaciòn sobre ese cielo dorado? Y hasta adonde habían llegado sus pasos, ahora se encontraba al Sur de la Florida, tranquilo y hermoso lugar ideal para el retiro en el ocaso,  clima tan tropical como el mediterráneo, flora y fauna diversa, explayada en un paraje sin igual y a donde hubieron llegado gentes de diferentes culturas y lugares, creando un ambiente único, cálido, agradable y especial y aun así,  ella se quejaba… ¡Cuán rápido pasa la vida! pasan las aves, pasan las horas y los días, ¡Ah! si fuera posible retroceder el tiempo, regresar a la niñez, ¿Cuántas cosas increíbles y maravillosas no haría? y así, jugando con sus pensamientos se remontaba al pasado de su vida, abrazando los recuerdos, lamentándose de no haber vivido lo suficiente, que le faltaba hacer tantas cosas y…se quedó dormida en brazos de Morfeo.

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¡Hola! ¡Buenos días Rebeca! ¿Qué tal su mañana? Veo que nuevamente ha despertado muy temprano, junto con el sol primaveral __Preguntaba muy educado un apuesto joven__ a lo que ella mirándole con asombro contestó, ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes mi nombre? A lo que él respondió sonriente __Soy su mayordomo o su ángel Gabriel__ ¿No me recuerda? ¡Niña! está usted en el pasado de sus primigenios sueños, rodeada de la mayor hermosura que conozca, sus días acá serán espléndidos y muy felices. Ahora permítame acompañarla, yo le ayudaré en el recorrido, Dígame: ¿Cuáles cosas no ha hecho y cuales quisiera hacer?

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Entonces, al ver su cuerpo de niña, se percata que algo extraño había ocurrido, entiende que ha viajado en el tiempo y su tierno corazón comienza a latir abruptamente, ella esta desconcertada, confusa, no sabe que pensar, cierra los ojos y sabe que tiene algo más de sesenta años, y hay cosas que por mucho que pudiera desear, no podría hacerlas aunque quisiera, porque no eran apropiadas, ni cónsonas a ese cuerpo, como sentir el calor de la pasión perdida, con aquel hombre que ella amaba, o ver el rostro de sus hijos, o en un cálido abrazo estrechar sus nietos, ¡Oh No! ¿Qué había hecho? nada de eso ya era posible, y llora desconsolada, quería regresar al futuro, pero ahora era tarde, estaba infelizmente atrapada en aquel cuerpo.

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Entonces, rápidamente en un intento desesperado por regresar, dirigió su mirada suplicante hacia su ángel Gabriel, diciéndole: No me importaría cuan corto fuese el resto de mi tiempo en el plano terrenal, ni me he de preocupar, por haber dejado de hacer unas cuantas cosas al azar, solo quiero vivir el resto de mi vida en compañía de mis seres queridos, no quiero volver a vivir condenada a una vida con memoria, con recuerdos, sin amor y sabiendo que aun cuando no fue perfecta, no quisiera cambiar ni un ápice de ella, no quiero dejar de tener todo cuanto tuve, lo bueno, lo malo, lo poco o lo mucho y lo que tengo ahora hasta el final de mis días. Ahora sé, comprendo que todo fue un aprendizaje, para aceptar mi destino.

 

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MORALEJA:

Cuantas veces nos quejamos, vivimos lamentándonos de las cosas del pasado y no vemos los tesoros que tenemos en las manos y seguimos disconformes con lo que tenemos, deseando alcanzar un futuro mejor o de riquezas y en el empeño dejamos de vivir un presente afortunado.

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Raquelinamor/

Venezuela 01/2017-3