Alberto Escobar

Mahatma Gandhi

 

 

Fui una brizna de esperanza a la deriva
de la sinrazón .
Quise arar otros surcos hacia la libertad
que no fueran los surcados a costa de la
sangre malva de un pueblo desarrapado.

¡¡Ahimsa, qué bella palabra!!

Utopía resumida en seis letras que 
retozan en el firmamento como estrellas 
que salen a nuestro encuentro solo para 
que deseemos, aunque el deseo perfore
nuestras fibras, nuestra bóveda de
saberes curtida al amparo de los hechos.

Quise ser ejemplo para que me siguieran
como ratones al flautista de Hamelin. 
Con mi rueca en ristre devané un futuro 
de aleluyas que se quebró nada más
nacer.

El hombre sigue respirando por la herida 
que se pudre al arbitrio de una violencia
inmanente a sus genes.

 La milenaria India, madre trinitaria, fue 
viviseccionada por manos ignaras hasta
la náusea de nuestra identidad.

Quise poner paz entre credos
sentenciados a muerte
para el resto de todos los días
de toda existencia pasada 
y presente.

Mi muerte fue un esperado colofón
a mi inocencia militante, aquella
que soñaba con mundos imposibles
en una humanidad desengañada
de ángeles salvadores.

No he dejado casi epígonos, mi
esfuerzo no ha servido para nada...