Teodocio Potes

ENAJENACIÓN

¿Qué importancia hay en saber que ilustres hombres

han tocado con su ingenio

los misterios eternos de la vida

y han descubierto el caprichoso aparato

que regula nuestro ánimo,

si en esta actualidad que registra mi conciencia

no me sirven de nada sus pensares ?

 

A qué persona normal se le puede ocurrir

la transcendencia de este mundo

si para conseguir la subsistencia

hay que saber manejar los brazos

que empujen la lenta realidad abrumadora

antes que el tren inútil de los días,

sin rumbo, dirección ni meta fija,

nos deje tendidos en sus fríos rieles

divididos como lombriz en dos pedazos.

 

Qué nos interesa saber psicología,

ciencias ocultas de culturas viejas,

conocer historia, retórica o filosofía,

saber de dioses y héroes de otras épocas,

de conceptos profundos, sapientísimos,

sobre el ser, el amor o la justicia

si en nuestra realidad de carne y hueso

nos gobiernan intereses muy ajenos

que nosotros no inventamos ni a beneficio propio tiran.

Quién se interesa en estas cosas

si el instinto de conservación que nos domina,

 y que el fango protector que constante nos acosa

a cada lugar y a toda hora patrocina

para anular las inquietudes sumas

que de otra forma, ! quien sabe ¡

nos permitiría subir hacia altas brumas.