Algún día en tenderé que era ud.,
La maravilla novena de estos mi tiempo,
Mi quietud, mi entera plenitud,
Mi sitio más sagrado, mi templo.
Pero por el momento le contemplo
Con ese mágico rostro con que desvarió
Esos ojos que son mi claro ejemplo
De la belleza, de la pasión y el amorío.
De una dama y un caballero en vejez
Que van por la vida rompiendo paradigmas
Siendo felices, jóvenes viejos en madurez
Haciendo lo que aún no imaginas
Me pregunto cuando daré con la formula
El secreto de tu sonrisa que me trae la calma
El que te hizo mi diosa, mi amada fortuna
Y cambiar mis andares de cama en cama
Por tu sangre sagrada, tu sangre preciada
Tu ser elevado, deseado y divino
Muñeca sacada de un cuento de hadas
Yo un catador, Tú el vino más fino.