Cristian Jovani

CANTO AMARGO

Golpean los crepúsculos y me hundo

en charcos donde viven recovecos,

y quedo quieto en ánimo profundo

que me deja los músculos resecos.

 

Del orgullo soy presa, soy despojo,

como el ave del viento que se azuza

hasta que quede yermo, sin alojo

con un dolor prendido que se abusa.

 

Y me observo de pronto desgraciado,

moribundo en la carne, tieso e incierto,

como un faro sin luz y abandonado;

 

sin palpar, sin saber si estoy despierto

con llagas en el polvo desatado,

o con el corazón frío ya muerto.