Julieta Love

A mí misma

Voy a empezar a hablar de tristeza,

de cicatrices, 

de heridas abiertas 

y de desarraigo.

Voy a empezar a hablar de mí

y de todas las lágrimas que soy,

de los pétalos que marchitaron de mí

y los que aún no han dejado brotar.

Voy a hablar de mi dolor

y no voy a permitirme mentir.

...

Esta es la dama,

camina de cuclillas por ahí,

con el corazón arrugado en la palma de la mano

y con la tristeza prendiendo fuego.

 

No tengo más que ocultar,

soy oscuridad

y soy río que no va al mar

y un mar que se desborda al tacto,

precisamente me marcho 

con dirección a la nada

y un destino que apenas descifro.

 

No puedo obviar que soy una criatura solitaria,

ahogada en lágrimas de miel,

intentando salir de mí misma,

intentando no morir en el intento.

 

Me desmorono de a poco,

como un pan hecho migajas,

una flor sin pétalos,

arena deshaciéndose en los dedos,

caigo y no hay quien me rescate,

no hay quien me salve de mí,

¿puedes creer?

 

Sí, me estoy convirtiendo en lo que no quise ser,

y me voy evaporando en las brumas de lo que fui,

de lo que siempre he sido 

lo que siempre seré,

¡No quiero!

No quiero morir sin hallar la fórmula,

no sin darle razón a mi existencia.

No quiero irme y no llegar a algún lado.

No quiero ir al sur queriendo ir al norte,

ni hacerlo sin brújula.

Quiero llegar, con medio cuerpo desvanecido,

pero llegar,

pasando por mí

y por mis lágrimas y sollozos,

pasando de estar fuera a estar dentro,

preguntando en el camino

¿Dónde queda? ¿Qué lugar es este? 

Y respondiéndome a mí misma.

Eres tú... Eres tú...

Estás aquí, quédate...