argantonio

Desde mi celda

Llueven lágrimas de lo que tu quieras,

de gozo de tristeza.

 

He visto llover

detrás de las cortinas

mansamente, desde

mi cálidad pereza.

 

He visto caer desde mi celda,

una lluvia indolente de

mis soledades ajena.

 

El cielo hermoso desde la tierra,

por muy fuerte que tu seas,

el cielo no se doblega.

 

No llueve a voluntad,

el cielo no se gobierna,

hay tierras que se anégan

y otras mueren resécas.

 

Es lo único que Dios

ni a pobres ni a ricos

niega, lo que los pobres del

mundo quisieran, es que

los frutos del cielo, justamente

se repartieran.